Qué es la
Violencia Vicaria
Aquella que tiene como objetivo
Dañar a la mujer a través de sus seres queridos, especialmente a través de sus hijas e hijos.
Es una extensión de la violencia de género.
Además, cuenta con la complicidad de una sociedad que cuestiona permanentemente a las mujeres, que las priva de autoridad y que pone en duda su testimonio. Una sociedad que todavía prefiere escuchar y apoyar al varón (que juega a ser víctima) antes que a esas mujeres, a nosotras, que desesperadas intentamos alzar la voz para evitar que el padre haga más daño a nuestras hijas e hijos.
¿POR QUÉ AHORA HAY TANTOS CASOS?
Son varias las causas, pero todas coinciden en actitudes frías y rígidas, además de un pensamiento pobre, obsesivo y de maldad, del maltratador hacia la mujer.
La incorporación de la mujer al mercado laboral y los cambios que han experimentado en las últimas décadas han hecho posible que, ante una situación de abuso psicológico o físico dentro del matrimonio o las propias desavenencias de la vida conyugal, sean ellas las que en muchas ocasiones tomen la iniciativa de iniciar una separación o divorcio.
Es un hecho constatado, más del 50% de los matrimonios acaban disolviéndose y, de estos, la mitad lo harán por la vía contenciosa; hecho doblemente traumático porque deriva en una falta de cooperación en las funciones parentales.
También es
Una violencia invisible
El bienestar de hijas e hijos queda disfrazado y sesgado.
Aunque muchos de ellos aparenten felicidad o incluso satisfacción tras tomar la decisión de abandonar su lado materno.
La violencia vicaria es una extensión de la violencia de género, un tipo de violencia que utiliza a los hijos, directa o indirectamente, física o psicológicamente, para causar un mayor y permanente daño a la madre. El objetivo, sin duda, es dañar a la mujer.
Y nosotras podemos asegurar que duele, que tenemos el corazón roto y remendado por demasiados sitios. No vemos a nuestras hijas ni a nuestros hijos, no nos cogen el teléfono, no contestan nuestros mensajes. Tampoco quieren nuestros besos ni nuestros abrazos ni nuestros regalos. No quieren nada de nosotras. Pero somos incansables, nos caemos y nos levantamos, y juntas multiplicamos nuestras fuerzas y ánimos.
Nos lo preguntamos a diario
¿Por qué no avanzamos?
Existen muchas complicaciones para identificar y demostrar la existencia de violencia vicaria.
La labor profesional de la y los psicólogos forenses, en estos casos, consiste en evaluar de manera precisa todos los datos de las hijas e hijos y de los progenitores, y hacerlos converger si fuera posible. De esta forma se obtendrían las pruebas psicológicas y de los testimonios meticulosamente analizados, para determinar si existe afectación en los hijos, y si esta es atribuible a un modelo relacional basado en el maltrato. Todo ello, con la finalidad de aportar la visión profesional especializada a los y las juezas, para que puedan tomar una decisión lo más ajustada posible a las necesidades de dichos menores.
La evaluación reviste complejidad y precisa de un análisis técnico profundo.
Debe ser realizado por un psicólogo o psicóloga forense con conocimientos especializados en violencia de género y perspectiva de género, para llegar a alcanzar la conexión entre un determinado comportamiento en los hijos y los mecanismos que pudieran subyacer propios de una violencia psicológica sobre ellos o de una instrucción destinada a denostar y dañar el vínculo maternofilial.
No deja huellas visibles a los ojos inexpertos.
Se precisa de una adecuada labor pericial para visibilizar, mediante datos objetivos y conclusiones científicas, dicha afectación, de manera lo suficientemente clara como para que puedan ser tenidas en cuenta las conclusiones y recomendaciones psicológico-forenses, con el suficiente calado judicial como para servir de apoyo en decisiones judiciales que conlleven la protección de los menores.
Sistema judicial demasiado lento.
En estos escenarios tan sensibles “nos encontramos con un sistema de justicia excesivamente lento y que en la mayor parte de las ocasiones preserva los derechos de los adultos sobre los derechos de los menores”.
Inexplicablemente, esta violencia se perpetúa en el tiempo, incluso a pesar de haber solicitado ayuda repetidamente a las instituciones que debieran ampararnos y que, de alguna u otra forma, nos han abandonado a nuestra suerte. Con este desamparo, directa o indirectamente, el maltratador se ve reforzado y se sabe impune.
Estudios sobre Violencia Vicaria
Menores testigos de violencia entre sus progenitores: repercusiones a nivel psicoemocional
Sandra Carracedo Cortiñas
Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social 2018
Violencia Vicaria en el contexto de la Violencia de Género: un estudio descriptivo en Iberoamérica
Bárbara Porter, Yaranay López-Ángulo
CienciAmérica enero-junio 2022
VIOLENCIA VICARIA: Un golpe irreversible contra las madres
Sonia E. Vaccaro
Junta de Andalucía 2022
LA VIOLENCIA VICARIA. Una grave manifestación de violencia sobre la mujer.
Rosa Guiralt Martínez. Fiscal delegada de violencia sobre la mujer de la Fiscalía Provincial de Valencia
Centro de Estudios Jurídicos 2019
Otra forma de violencia de género la instrumentalización. ¡Dónde más te duele!
Guadalupe Cordero Martín, Carmen López Montiel, Ana Isabel Guerrero Barberán
Dialnet 2017