Asociación Libres de Violencia Vicaria
te contamos

Quiénes somos

somos

Un grupo de madres e hij@s que sufrimos violencia vicaria.

La mayor parte de las socias somos mujeres entre los treinta y cinco y los cincuenta y cinco años de edad, separadas o divorciadas del padre de nuestras hijas e hijos.

A partir de esta circunstancia poco a poco fuimos testigo de una manipulación sutil y perniciosa. El dramático resultado es que muchas de nosotras y el resto de familia materna hace meses o años que no los vemos ni tenemos contacto alguno con ellos.

La gran mayoría de nosotras somos mujeres formadas, con largas y exitosas carreras profesionales, apreciadas por nuestros vecinos y queridas por nuestras familias. Y, al igual que sucede en la Violencia de Género, aquí tampoco se observa patrón por la edad, clase social, ingresos económicos, ideología, religión  o lugar de residencia de las madres.

 

Nuestro camino
En esta larga y dura travesía hemos estado a solas con nuestro dolor durante demasiado tiempo.

Ahora nos hemos unido para reconfortarnos, además de para dar a conocer a la sociedad este tipo de violencia, reclamar a las instituciones mayor implicación y a la justicia soluciones más efectivas y, sobre todo, rápidas.

Sororidad

Tejemos redes solidarias, de apoyo y acompañamiento que nos reconfortan. 

Juntas somos más fuertes

Vemos la necesidad de:

Nos hemos sentido abandonadas por el sistema judicial. Es hora de que cada juez y fiscal se sienta responsable de las envergaduras de sus decisiones. Decisiones erróneas que tuvieron resultados dramáticos en nuestras hijas e hijos.

Luchamos contra las administraciones y contra los padres manipuladores, pero no fue suficiente, nos arrebataron lo que más queremos.

Es necesario que juzgados e instituciones públicas

Crean a las mujeres cuando denuncian la instrumentación de los menores y se apliquen protocolos ante la mínima sospecha. De esta forma se evitará la peor de las consecuencias, especialmente en niños más pequeños.

Queremos:

  • Hablar y contar estas tragedias

    Antes permanecimos calladas y en silencio con la vana esperanza de frenar y disminuir las fracturas resultantes de este maltrato.

  • Dejar de estar sumidas en la pena

    Y que la sociedad visibilice nuestras historias.

  • Dejar de permanecer escondidas

    Nuestras hijas e hijos nos necesitan, y nosotras a ellos.

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