SECUELAS
EN LAS VÍCTIMAS
HOGAR
Es el lugar en donde las personas habitan, bien solas, en pareja, en familia o en comunidad y crean las condiciones para sentirse seguros y en calma.
La palabra Hogar
Proviene del lugar donde se encendía el fuego y a su alrededor se reunía la familia para calentarse y alimentarse.
El primer hogar está en el vientre materno, después es el lugar en el que pasamos o hemos pasado la infancia, y hacia el que sentimos un lazo emocional, además de un sentimiento de seguridad y confort. Después llegan muchos otros hogares por elección propia o por las circunstancias de la vida.
Es necesario recalcar la importancia que tiene el hogar familiar en los menores y en su crecimiento. Durante la infancia debe ser un lugar protector para que hijas e hijos se puedan desarrollar de forma óptima en todas las etapas evolutivas.
Desde temprana edad el bebé reconoce la palabra casa como lugar seguro, lugar cómodo, lugar feliz, lugar sano, lugar amoroso…
Allí también se aprenden las primeras normas de convivencia que en el futuro servirán para desenvolvernos en sociedad, también los valores humanos y las inquietudes de cada familia en particular.
El hogar debería suponer un refugio, un espacio de paz y sosiego como garantía para un crecimiento adecuado.
Las madres tienen un papel fundamental en los primeros años de vida de sus hijos para que estos se desarrollen sanos, física, psíquica y emocionalmente. El vínculo que se forma entre ambos durante este periodo afectará directamente a la conducta y personalidad que el niño tenga y muestre tanto en su etapa adolescente como en la adulta.
Durante los primeros años de vida todos necesitamos sentirnos queridos y protegidos por alguien. En situaciones normales, la madre es quien principalmente realiza esta labor, acompañada del padre y del resto de la familia. Estos vínculos serán la base de los vínculos futuros: relaciones sociales, laborales y de pareja.
un futuro gris
Secuelas de la Violencia Vicaria
En el momento en el que el padre ejerce la violencia vicaria
Se rompe este vínculo materno y se trunca la infancia o adolescencia, obstaculizando el normal desarrollo evolutivo de los menores.
Y debemos recordar de que el padre es una figura de referencia para los pequeños y que la violencia vicaria engloba muchos grados, pero que todos tienen el mismo fin: alejar al hijo de su madre y causar un daño mayúsculo.
Al eliminar de sus corazones a las madres les impregnan de su odio y de su rabia. Todo se contagia y se modela, más si la mente aún es débil, como lo son las de nuestros hijos.
Podríamos, y deberíamos, redefinir la palabra ROBAR, porque este maltrato y delito se comete en muchas direcciones:
Roban a los hijos con:
Violencia física: un ejercicio de fuerza que provoca miedo inmediato en los pequeños. Violencia psicológica: que provoca un miedo visceral y duradero.
A las madres:
Les arrebatan el vínculo creado y alimentado desde el vientre (en muchas ocasiones el padre no tenía nada amoroso con los hijos).
A los hijos:
Les roban el amor, los valores, un lugar seguro donde refugiarse en paz mientras crecen.
A los abuelos:
Y demás familiares maternos los deja vacíos y sin respuestas al porqué del abandono.
Secuelas en las madres
Secuelas en los hijos
“Confiamos en que la nueva Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, aprobada el 4 junio, sirva para garantizar la protección de manera efectiva y ágil en los casos en que se detecten indicadores de violencia sobre la infancia y adolescencia, con medios que protejan a tiempo su integridad emocional y psicológica, y como no, la física”.
Mar Lluch, Vicedecana 3ª de la Junta de Gobierno del COPCV
