SECUELAS
EN LAS MADRES
LA PALABRA "MADRE"
Atesora un concepto amplio, además de riquísimo.
En primer lugar, es la mujer que da a luz y cría a sus hijas e hijos.
Además, la madre cuida, consuela y orienta. La madre nutre el cuerpo y la mente de sus hijos en todos los sentidos, transmite el cariño y el amor sin los cuales los pequeños crecerían con grandes carencias. A lo largo de su vida la madre entrega un legado emocional, una visión y unos valores insustituibles.
Y, gracias a que nuestra sociedad ha avanzado, todos entendemos que ser “madre” es mucho más que eso, que muchas mujeres pueden acoger y criar con verdadero amor a niñas y niños que no han parido.
Nuestro estudio
El 98% de las asociadas expresan haber tenido un tipo de apego seguro y sin fisuras con sus hijos e hijas previo a la separación conyugal o de pareja.
Las madres con hijas e hijos menores de seis años manifiestan que los problemas suelen empezar con insultos velados y manifestaciones a los menores por parte del progenitor:
- “Tranquilo hijo, ya nos vamos, que mamá está loca”.
- “No te preocupes, no tengas miedo, pronto volveré a por ti”.
- “Hija, cuida de tu hermano mientras yo no estoy”.
- “Ya os cocinaré carne cuando volváis conmigo”.
No existe perfil de víctima. En nuestra asociación hay mujeres con todo tipo de formación, desde doctoras en medicina de familia, neurólogas, abogadas, profesoras, psicólogas, escritoras, catedráticas hasta mujeres que sólo cuentan con estudios básicos y se han dedicado al cuidado exclusivo de la familia. Madres de todo tipo unidas por un hecho común: ser víctimas de violencia de género primero (en cualquiera de sus grados) y violencia vicaria después.
Crónica de un alejamiento
Cuando dan comienzo las visitas de fines de semana o una custodia compartida, estas madres reciben a sus hijos de vuelta con los horarios y las rutinas trastocadas o más desobedientes de lo habitual en edades tan tempranas. Afortunadamente, pasados unos días estos desajustes se van mitigando.
Pero es a partir de los seis u ocho años cuando se hace más evidente la aparición de conductas disruptivas o anómalas en los menores. Esto ocurre porque la descalificación del padre hacia la madre es mayor, generalmente levanta castigos, la desvaloriza, desacredita, ridiculiza y desautoriza delante de sus hijos, sobre todo si esta ha puesto algún límite que considera necesario en su rol materno.
Las normas comienzan a ser arbitrarias en el momento en que empieza la etapa de juego de seducción paterna:
Los padres ofrecen privilegios no aptos a las edades de los menores o bien no los merecen
- Padres que regalan un teléfono móvil de última generación
- Incluso cuando el menor ha suspendido
- Incluso cuando mantiene un comportamiento inadecuado
- Relajación en los límites y obligaciones
- Elogios no pertinentes
Generalmente, esta situación supone un enorme desgaste en la madre que pretende educar a los menores con una alimentación adecuada, horarios de estudio rutinarios y seguimiento de su comportamiento.
Estos “favores” que el menor recibe se obtienen a costa del distanciamiento hacia la figura materna. Es la intromisión del hijo en el juego conyugal psicótico donde, consciente o inconscientemente, acepta una coalición con la figura paterna.
Muchas madres terminan cediendo a la custodia compartida con la ingenua creencia de que compartir el mismo tiempo en casa del progenitor no custodio hasta ese momento, equilibrará la situación respecto a la coparentalidad, corresponsabilidad y una mejor distribución de los compromisos educativos de los menores.
Sin embargo, no suele ocurrir de este modo y poco a poco las madres comienzan a sentir temor y ansiedad en su periodo de convivencia con los menores.
A partir de este momento es bastante habitual que comience la etapa de violencia filioparental.
hijos a madres
- "No sabes cuidarme"
- "Puta loca de mierda"
- "Ojalá te mueras"
- "Zorra"
- "¿Qué haces con el pastón que te da papá?"
- "Mala madre"
- "No sirves para nada"
- "Nadie te va a querer"
- "Vas de víctima, ya me lo dijo papá"
- Arañazos
- Patadas
- Empujones
- Collejas
- Puñetazos en la espalda
- Amenazar con un cuchillo
- Verter orina sobre la madre
- Lanzar objetos sobre la madre
hijos a madres
Tras las agresiones verbales o físicas llega la
Fase de aislamiento
Aquí la madre ha perdido totalmente el control sobre la situación.
Siente tanta vergüenza que intenta proteger su imagen negando lo que sucede o minimizando la seriedad del asunto, incluso cuando la situación es pública o evidente para familiares y amigos. Deja de salir de casa tratando de evitar conversaciones íntimas, llegando a situaciones que requieren atención sanitaria física, mental y emocional.
Teniendo en cuenta el hecho de que la mayor parte de las afectadas cuentan en la actualidad con edades comprendidas entre los 40 y los 50 años, y que es desde 2013 cuando se comienza a otorgar la custodia compartida de forma preferente haya acuerdo o no entre las partes, no parece casualidad que sea este grupo de edad el más afectado por la situación.
Hay también madres entre las socias que, a pesar de haber tenido la custodia exclusiva, debido al chantaje sufrido por sus ex parejas, terminaron accediendo a la custodia compartida. En otros casos algunas madres volvieron a ver a sus hijas o hijos tras pasar el periodo vacacional con el progenitor, pero esto se negaron a reintegrar a los menores al domicilio materno. Algunas de ellas llevan meses o años esperando que se cumpla la ejecución de sentencia y, en la mayoría de los casos, llega tan tarde que los menores que se marcharon de vacaciones nada tienen que ver con los que son devueltos.
Si es que vuelven.
Víctimas que han requerido o requieren terapia
Víctimas que han requerido o requieren medicación
Datos obtenidos a través de encuestas realizadas a madres que sufren Violencia Vicaria.
Estudio realizado por María Gómez-Centurión Erasun. Psicóloga forense.